Debido a la crisis sanitaria extendida por el COVID-19, a lo menos 22 organismos públicos -en su mayoría hospitales- han adquirido contenedores refrigerantes para extender el espacio en sus morgues, intentando evitar repetir escenas escalofriantes que dieron la vuelta al mundo. Anticipándose a las cifras que hoy nos embargan, hospitales y proveedores se han esforzado en mitigar cualquier atisbo de colapso sanitario. Si bien no todas las cámaras están operando, ya comenzaron a usarse en algunos recintos las primeras de ellas.
Las fotos filtradas en redes sociales generaron alarma pública: cadáveres en camillas esparcidos en los pasillos del recinto. Una postal macabra que tuvo que salir a desmentir el director del hospital San José, Luis Escobar, en un improvisado punto de prensa el 15 de mayo pasado.
“Lo primero que hay que aclarar es que no existe ningún cadáver en los pasillos del hospital, como aparece en esas imágenes. Todos los cadáveres que hay están dentro de la Unidad de Anatomía Patológica”, aseguró el facultativo. A continuación, explicó que en tiempos de pandemia había un aumento en la mortalidad y que estaban en “proceso de adquisición de una cámara mortuoria, un container mortuorio, para poder manejar adecuadamente estos cadáveres”.
Efectivamente, cuatro días antes de la conferencia de prensa, el jefe de gestión operacional del Hospital San José, David Merlez, especificó a través de un memorándum interno las “consideraciones técnicas de una cámara de frío para el confinamiento y custodia de fallecidos por pandemia COVID-19”. La capacidad del container, según detalla el documento, permitiría almacenar 48 personas, con sus respectivas bandejas mortuorias, y el valor se empinaría por sobre los 21 millones y medio de pesos.
El doctor Escobar, en rigor, fue el primero en admitir que se estaban tomando medidas preventivas al respecto. Las imágenes provenientes de Estados Unidos, Ecuador y España, país donde tuvieron que adaptar una pista de patinaje sobre hielo como morgue, estaban en la retina de miles de personas que miraban con temor lo que sucedía en otras partes del mundo. “Hay un aumento en la mortalidad. Es lamentable, pero es un hecho real y que tenemos que saber manejar”, reconoció aquella vez el director del Hospital San José.
El Desconcierto revisó en Mercado Público y encontró más de 20 ordenes para adquisición y arriendo de containers en distintos recintos asistenciales del país, donde no sólo se especificaba que tipo de producto requerían, sino también las razones para adquirirlo, entre ellas, prestar asistencia a las morgues de cada establecimiento ante un eventual colapso del servicio.
Anticipación
Como una medida de anticipación, así describe el subdirector médico del Hospital Van Buren de Valparaíso, Mauricio Cancino, el arriendo por tres meses de un contenedor refrigerante para ampliar la morgue del establecimiento médico. “Tomamos la decisión de anticiparnos debido a lo que vimos en otros países, donde los cuerpos quedaban en los pasillos de los hospitales, literalmente. Por lo tanto, lo primero que hicimos al ver esa experiencia, fue solicitar que nos enviaran un container”, cuenta.
El doctor Cancino agrega que se encuentran ampliando la capacidad original de seis cupos de la cámara, a partir de una tabiquería nueva, con el objeto de poder utilizarlo para unas 10 o 12 personas en total.