Un vecino de La Serena vivió una compleja situación tras retirar una importante suma de dinero desde la sucursal del Banco Santander en avenida Balmaceda. Lo que parecía un trámite habitual terminó convirtiéndose en una persecución que se extendió hasta su regreso a Vicuña.
El afectado relató que, al acudir junto a su socio a la sucursal, ya percibió irregularidades: «El cajero tardaba demasiado en procesar la transacción. Luego el agente me llamó directamente a mi teléfono para confirmar la orden de pago, lo que nos generó desconfianza», explicó.
La inquietud aumentó en el trayecto. En una estación de servicio del sector Ceres, frente al aeropuerto, pidió llenar el estanque del vehículo, pero solo le cargaron $12.000 en combustible. «Me dijo ‘ya está listo, se puede retirar’, pero por la prisa seguimos viaje», recordó.
En la Ruta 41 se toparon con una mujer que les impidió avanzar en un paso de cebra. Minutos más tarde, en la Quebrada de Monárdez, el vehículo presentó fallas: los neumáticos habían sido pinchados intencionalmente.
«Cuando descendimos para revisarlos, reapareció la misma mujer, esta vez acompañada por un hombre. En ese momento otro sujeto corrió hacia nosotros y entendimos que todo era parte de una distracción», relató la víctima.
Los antisociales lograron sustraer una de las mochilas que llevaban, la cual contenía un computador portátil, pero no aquella donde estaba el dinero recién retirado. «Perdí gran parte de mi vida en ese computador», lamentó.
El afectado denunció el hecho en la PDI de Vicuña, donde le confirmaron que se trataba de un modus operandi habitual: ser “marcado” en el banco para luego ser seguido y atacado en ruta.