Una serie de robos al Jardín Infantil Botoncitos del Valle, ubicado en el sector Las Compañías de La Serena, ha generado una profunda preocupación en la comunidad educativa, afectando directamente a más de 220 niños y niñas que asisten al establecimiento. Los reiterados delitos obligaron a suspender las clases y han generado pérdidas importantes en alimentos, útiles de aseo e insumos esenciales para su funcionamiento.
En total, el recinto ha sido víctima de seis robos en pocas semanas, lo que ha vulnerado gravemente la seguridad del lugar y ha obligado a padres, apoderados y trabajadores a organizar turnos de vigilancia nocturna para resguardar el jardín ante la falta de medidas efectivas.
Ante esta crítica situación, la diputada Nathalie Castillo visitó el recinto y sostuvo conversaciones con apoderados, educadoras y personal del establecimiento. La parlamentaria exigió a las autoridades regionales un plan integrado de seguridad, que incluya la participación del municipio, Carabineros, la Delegación Presidencial y la Seremi de Seguridad.
“Sabemos que llevan días resguardando el establecimiento junto a Carabineros. Esta es una situación grave que nos alertaron los apoderados la semana pasada. Ya nos contactamos con el Seremi de Seguridad y hoy reforzamos gestiones con el delegado presidencial”, declaró Castillo.
La diputada también advirtió sobre el impacto emocional y educativo que esta situación provoca en los menores:
“Esto afecta directamente el desarrollo de los niños y niñas, así como también a las trabajadoras, mamás y papás. Exigimos una respuesta seria y urgente por parte de las autoridades competentes”, agregó.
Por su parte, Isidora Aguilar Cortés, presidenta del Centro de Padres del jardín infantil, manifestó su frustración por la falta de soluciones concretas:
“Por favor, estamos cansados. Queremos ser escuchados. Nuestros niños nos necesitan”, expresó con evidente preocupación.
Actualmente, la comunidad educativa del Jardín Botoncitos del Valle sigue esperando una respuesta clara que les permita retomar las clases con normalidad y garantizar un entorno seguro para los menores. Mientras tanto, el recinto permanece bajo vigilancia ciudadana, en un reflejo desesperado de autogestión frente a la inseguridad.