La paciencia se agotó. Vecinos del sector Serena Oriente, en la comuna de La Serena, decidieron tomar la seguridad en sus propias manos ante la creciente ola de robos, asaltos y amenazas que los afecta hace meses. Sin respuesta efectiva de las autoridades, comenzaron a organizar rondas nocturnas con un vehículo particular, radios y cámaras de alta definición.
“Ya tenemos un vehículo que hará rondas todas las noches, con vecinos turnándose. Además, contamos con equipos de comunicación y cámaras de seguridad más modernas. Si no tenemos apoyo, lo haremos solos”, declaró con firmeza uno de los habitantes del sector.
El temor se transformó en acción. Cansados de vivir encerrados o con miedo al salir, los residentes aseguran que la situación ya no da para más. No confían en la respuesta policial ni en los planes municipales de seguridad, por lo que comenzaron a coordinarse como unidades barriales de vigilancia.
Durante la tarde de este martes se concretaría la primera reunión formal del comité de seguridad vecinal, donde se espera definir protocolos de funcionamiento, turnos, responsabilidades y coordinación en caso de emergencias, con miras a sostener esta organización a largo plazo.
“Lamentablemente tuvimos que llegar a este extremo. No podemos seguir esperando que las autoridades hagan su trabajo. La comunidad está reaccionando porque la delincuencia nos pasó por encima, y si no nos cuidamos nosotros, nadie lo hará”, agregó otro vecino visiblemente molesto.
El llamado de los habitantes de Serena Oriente es claro: exigen presencia real de Carabineros, más patrullajes, instalación de luminarias, cámaras públicas y una respuesta concreta del municipio de La Serena y del Ministerio del Interior.
“No queremos ser vigilantes. No queremos hacernos justicia por nuestras manos. Pero la inacción nos está empujando a convertirnos en lo que jamás imaginamos. Esto no puede seguir así”, sentenció uno de los voceros comunitarios.
Mientras tanto, la comunidad ya circula en redes sociales alertas en tiempo real, videos de robos y planificación de sus rondas. Lo que comenzó como una desesperación silenciosa, hoy se transforma en una voz colectiva que exige respuestas con urgencia.
