Preocupación en La Serena y Coquimbo por escalada de violencia ligada al crimen organizado.
Una escena propia del crimen organizado fue descubierta en la madrugada de este miércoles en el sector rural de Pan de Azúcar. Un hombre fue acribillado con al menos 20 disparos dentro de su vehículo, en un hecho que las autoridades investigan como un posible ajuste de cuentas entre bandas ligadas al narcotráfico y la explotación de menores.
El hallazgo ocurrió cerca de las 7:00 a.m., cuando vecinos del callejón Santa Elena alertaron la presencia de un automóvil con su conductor muerto en el interior. Horas antes, se habían escuchado ráfagas de disparos, pero no generaron alarma inmediata en una zona donde suelen escucharse tiros aislados por caza o vigilancia de terrenos agrícolas.
La Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI) se hizo cargo del caso por instrucción del Ministerio Público. Según los primeros antecedentes, la víctima fue atacada a quemarropa y falleció de manera instantánea. El vehículo también presentaba múltiples impactos balísticos.
Víctima con vínculos al narco y menores de edad
La persona asesinada fue identificada como Mario Molina Romero, de 33 años, conocido en círculos delictuales bajo el alias de “El Maloso”. Tenía domicilio en sectores de La Herradura y Tierras Blancas, y acumulaba antecedentes por tráfico de drogas. Además, distintas fuentes revelan que mantenía relaciones con adolescentes a quienes proveía de dinero, servicios estéticos y acceso a locales nocturnos, lo que refuerza su perfil como presunto proxeneta.
El crimen habría ocurrido durante una supuesta transacción ilícita en la que Molina habría sido emboscado. La brutalidad del ataque, con impactos en cabeza, rostro y tórax, sugiere un mensaje claro en el contexto de rivalidades entre grupos criminales.
Escalada narco preocupa a la conurbación
Este caso se suma a una serie de hechos violentos que han tensionado la seguridad en la conurbación La Serena-Coquimbo durante los últimos meses. Para muchos, representa una nueva señal del avance del crimen organizado, que ha ido ganando presencia no solo en sectores urbanos vulnerables, sino también en áreas rurales antes consideradas más seguras.
El temor entre los habitantes crece, especialmente ante la posibilidad de que estos enfrentamientos entre bandas pongan en riesgo a la población general. La Fiscalía y la PDI continúan desplegados para esclarecer el hecho, identificar a los responsables y desarticular los posibles nexos que sustentaban la red delictual de la víctima.