La Ruta 5 Norte es extensa, desértica, con kilómetros de silencio interrumpidos solo por el paso de vehículos que cruzan el país. Pero el pasado domingo 29 de junio, a la altura del kilómetro 906, algo rompió esa rutina: un operativo de Carabineros del OS-7 Atacama puso fin al viaje de un furgón que llevaba mucho más que equipaje.
Eran las últimas horas de la tarde cuando personal especializado detuvo dos vehículos que se desplazaban en dirección sur, cerca de Caldera. Lo que parecía un control de rutina terminó revelando el transporte de más de 300 kilos de marihuana elaborada, camuflados en la parte posterior de un furgón utilitario.
La droga venía embalada en 287 paquetes y tenía un destino claro: los mercados del norte y centro del país. El avalúo: más de $2.400 millones. La cantidad: suficiente para producir más de 600 mil dosis. Junto a la carga, los uniformados incautaron un revólver Smith & Wesson, municiones, dinero en efectivo y documentación clave para la investigación.
El prefecto de Atacama, Coronel Guillermo Bohle, lideró la vocería del procedimiento. Explicó que la operación fue posible gracias al trabajo de inteligencia del OS-7, análisis de perfiles delictuales y el apoyo de un can detector de drogas, que alertó al personal en el momento preciso. La organización criminal usaba una estrategia clásica pero efectiva: un vehículo “punta de lanza” que se adelantaba para advertir sobre controles, y otro —el furgón— que cargaba la mercancía.
Cinco personas fueron detenidas: dos chilenos, dos haitianos y un venezolano, todos adultos, quienes fueron formalizados por tráfico ilícito de drogas y asociación para delinquir. Sus iniciales: V.A.V.M. (27) y J.I.M.A. (22), J.E.M.Z. (27), R.C. (32) y G.R.L. (23). Hoy enfrentan a la justicia en el Juzgado de Garantía de Copiapó.
Este golpe al narcotráfico no es menor. Según Bohle, “la neutralización de esta estructura criminal organizada” representa un avance concreto en el control de rutas delictivas que utilizan los corredores viales del norte como plataforma de distribución.
Mientras los detenidos esperan la resolución de sus causas, el furgón sigue bajo custodia, esta vez no como un vehículo de carga, sino como evidencia de una logística criminal desbaratada por vigilancia, estrategia y un perro que supo olfatear lo que muchos no ven.