Protesta en Casino Enjoy: trabajadores denuncian retrocesos en negociación colectiva. Con megáfono en mano y vistiendo el clásico uniforme de los trabajadores de mesas de juego, el dirigente sindical Francisco Muñoz interrumpió la noche del viernes 6 de junio en el Casino Enjoy de Coquimbo. Su presencia no pasó desapercibida. Llamando la atención de los clientes y jugadores, su voz se alzó entre luces y fichas, transformando el principal centro de entretenimiento de la región en el epicentro de una inesperada protesta laboral.
Entre mesas y tragamonedas, los asistentes detenían sus apuestas para observar lo que ocurría. Los trabajadores desplegaron pancartas con consignas como “Nuestros derechos no son un juego”, mientras varios curiosos registraban la escena con sus teléfonos móviles. Hacía años que no se veía una manifestación de este tipo en el recinto.
La movilización se dio en el contexto de una negociación colectiva iniciada hace aproximadamente un mes. Según relataron los organizadores, las conversaciones con la empresa no han llegado a buen puerto. Francisco Muñoz, quien además ocupa el cargo de vicepresidente nacional de la Federación Nacional de Trabajadores de Casinos, explicó que la última oferta presentada por la empresa no solo no contempla mejoras, sino que incluso plantea la eliminación de beneficios conquistados en años anteriores.“Entendemos que la situación económica es compleja, por eso hicimos una propuesta aterrizada, enfocada en reforzar beneficios existentes y corregir desigualdades salariales que arrastramos desde hace tiempo”, señaló Muñoz.
Sin embargo, agregó que la respuesta empresarial fue “sorprendentemente negativa”, lo que motivó a los trabajadores a considerar una huelga, cuya votación se realizará el martes 10 de junio.A la protesta de los trabajadores del área de juegos se suma la preocupación que afecta a otras secciones del recinto. Desde marzo, diversas áreas han sufrido despidos masivos, siendo alimentos, bebidas y hotelería las más golpeadas.
Según Florencia Rojas, presidenta del sindicato homónimo, la empresa ha comenzado a externalizar gran parte de sus servicios, lo que ha afectado gravemente la estabilidad laboral del personal.“El cierre del buffet Santerra fue un golpe fuerte. Era uno de los más importantes de la conurbación Coquimbo–La Serena. Al parecer generaba pérdidas, por lo que se optó por arrendar el espacio a una cadena externa. Perdimos a muchos compañeros: cocineros, garzones, barman, personal de vajilla…”, relata Rojas, quien trabaja en el área de cocina desde hace ocho años.
El clima interno, aseguran los trabajadores, es de creciente incertidumbre. A esto se suma una denuncia que será presentada por el sindicato por supuestas prácticas desleales en el marco de la negociación colectiva. “No podemos aceptar un contrato que signifique retrocesos en lo que hemos construido en más de una década de lucha sindical”, sentenció Muñoz.
Entre protestas y tensiones, el esplendor de otros tiempos en Peñuelas parece desvanecerse. Lo que alguna vez fue símbolo de glamour y entretenimiento, hoy enfrenta el reclamo de quienes sostienen ese espectáculo desde las sombras: sus trabajadores.
