( OvalleHoy.cl ) Hace unas horas me tocó observar en la Alameda un hecho sorprendente y lamentable: perros controlados por niños atacaban a otro can de menor tamaño.
A la distancia, en el sector de Ariztía Poniente, a un costado del Espejo de Agua, observé una gran cantidad de perros peleando sobre el césped. Al aproximarme vi que en realidad eran ocho o nueve canes que atacaban a uno mas pequeño.
Eso no obstante un grupo de personas – cuida autos, controladoras de parquímetros, y peatones – intentaban separarlos gritando y arrojándoles objetos.
Al costado del Espejo de Agua descubrí un grupo de alrededor de seis niñas, pertenecientes a un campamento de gitanos, con edades que fluctuaban entre los 7 y los 12 años que miraban el “espectáculo”.
Eso no obstante que los que trataban de separar a los animales, les gritaban que se marcharan con sus perros para evitar que el ataque continuara.
“Pero si son perros… ellos tienen que pelear. Son perros”, aseguraba una de las muchachas de mayor edad.
Finalmente se consiguió rescatar al perrito, el que muy maltrecho fue conducido hacia la vereda para atenderlo.
Las menores, en lugar de marcharse, se aproximaron y con sus perros rodearon a estas personas, aunque estas les pedían, gritaban, imploraban que se marcharan («por favor, váyanse»), antes que se activara una nueva pelea. Ellas, en cuclillas, solo miraban sin responder, como no entendiendo lo que les decían.
Finalmente resolvieron irse, y se alejaron por un costado del Espejo de Agua. Y al verme tomando fotos, se devolvieron gritándome gruesos chilenismos, que causaban asombro a los que pasaban por el lugar.
“Y eso que no entendían el castellano”, ironizó uno de los testigos, moviendo la cabeza.
¿De qué manera se puede abordar este problema?
Niños sin responsabilidad, ni interés por respetar reglas de nuestra sociedad, paseando por las calles del centro junto a una verdadera «jauría» de animales sin control.