La iniciativa, conocida como canoterapia, está diseñada para apoyar a niños y niñas que,
bajo ciertos criterios médicos, necesitan un refuerzo emocional y terapéutico durante sus
tratamientos.
Estar hospitalizado puede ser una experiencia difícil para los niños y sus familias: el dolor,
la ansiedad y el aburrimiento pueden afectar su día a día. Para contribuir a aliviar esta
carga, el Servicio de Pediatría del Hospital San Pablo de Coquimbo implementó un nuevo
protocolo de intervenciones asistidas por perros adiestrados, iniciativa pionera en la red
asistencial pública de la región, que busca humanizar la atención y facilitar la adaptación
de los niños, niñas y adolescentes al ambiente hospitalario.
Así lo valora Abigail Espinoza, madre de Jade, quien por primera vez experimentó una
sesión de canoterapia, donde pudo interactuar y cepillarle el pelaje a Bruna, perrita
terapéutica de turno. “A Jade le gustó mucho. Está súper contenta, esperamos que en
algún momento pueda repetir la actividad. Ojalá lo vuelvan a repetir en otros hospitales
de la región y con otros niños, porque de verdad les sirve para subir el ánimo. Así que bien
contenta y esperando que se repita esta iniciativa”, comentó la madre coquimbana.
Las bases de una terapia segura
Este proyecto nace como parte de la línea de humanización de la atención en el Servicio
de Pediatría, quienes tomaron contacto con la agrupación sin fines de lucro
“Terapeandog” para trabajar en una alianza que cumple con estrictas medidas sanitarias.
“Este protocolo es pionero en la región, porque si bien han existido iniciativas donde se
llevan mascotas a los hospitales, lo nuestro es un protocolo con perros capacitados en
terapia, animales que desde el punto de vista sanitario tienen una serie de vacunas y
desparasitación que les permite participar de este protocolo. No son perros de casa, que
podríamos desconocer el estado de salud del animal”, explica Andrea Avilés, enfermera
jefe Servicio de Pediatría Hospital de Coquimbo.
Al respecto, Camila Reyes, tutora de “Terapeandog”, agrega que “los perros en general
tienen mucha preparación para llegar al día de la terapia. Tienen baño al menos dos veces
al mes, corte de uñas, limpieza de almohadillas, previa sesión los limpiamos con toallitas
desinfectantes. Tienen permisos veterinarios para trabajar en este tipo de sesiones,
vacunas al día, desparasitaciones, además antes de la sesión, tienen un paseo previo, una
limpieza y posterior a eso otro paseo para bajar sus niveles de ansiedad y volver a modo
perro”.
Según el protocolo, el médico tratante es quien postula a los pacientes pediátricos que
pueden beneficiarse de estas terapias, basándose en criterios específicos. Una vez
realizada la postulación, se solicita el consentimiento de los padres, quienes tienen la
última palabra sobre la participación de su hijo o hija.
En esa línea, Andrea Avilés, enfermera jefe Servicio de Pediatría Hospital de Coquimbo,
explica que “es el médico tratante quien define los pacientes que puedan acceder a estas
terapias. En esta primera etapa, consideramos algunos criterios de exclusión, como niños
menores de 2 años, con fobias, alergias e inmunocomprometidos, o que sean portadores
de gérmenes multirresistentes, con quemaduras o heridas extensas, o que portan
elementos invasivos. Todos ellos no podrían acceder a estas terapias”.
Los perros terapéuticos requieren al menos un año de entrenamiento para graduarse
como monitores, aunque algunos, como Bruna, acumulan más de dos años de
preparación. Sobre la experiencia de trabajar con el hospital, Camila Reyes, tutora de
“Terapeandog”, comenta que “nos hemos sentido súper bien recibidas. Los funcionarios
han trabajado en tener más conocimientos en cómo es este trabajo, por ejemplo,
preguntan en qué lugar les gusta más a los perros que los acaricien. Y bueno, ese respeto
lo hemos sentido como agrupación y ha sido fácil poder trabajar con las personas del área
pediátrica”.
El proyecto a futuro
Consultado por el balance de esta estrategia y las proyecciones, el Dr. Gabriel Sanhueza,
director Hospital San Pablo de Coquimbo, explica que “la idea es que este sea el primer
paso de un camino bien largo, porque el uso de animales en terapias en instituciones
sanitarias, o centros especiales, cada vez está más validado y se va a ampliando, no solo a
ámbitos relacionados a rehabilitación o salud mental, sino a varias temáticas. Bajo esa
lógica, estamos felices de apoyar y participar, porque este hospital se está desafiando para
construir una comunidad más humanizada”.
Actualmente, la agrupación “Terapeandog” cuenta con cuatro perros terapéuticos que
visitan el hospital los días jueves. En cada jornada, los perros atienden a un máximo de 2 o
3 pacientes, asegurando un desempeño óptimo y adaptado a las necesidades