Establecimiento cumplió esta semana 59 años de vida:
Se desarrollaron actividades de fotografía, canto y cocina estos días de aniversario, que integraron además a otros miembros de sus familias. Colegio cuenta con docentes que se capacitaron en herramientas tecnológicas de educación a distancia y espera habilitar un sitio web institucional para facilitar la difusión de contenidos y entrega de documentos.
Victoria Barraza, de 3° básico, enumera los ingredientes para preparar, junto a su abuela, un plato de alcachofas salteadas con carne al jugo; Emilia Rutila, un año menor, interpreta “Querida Rosa” de la cantante nacional Camila Gallardo y Felipe Rojas, de 1° medio, exhibe las fotos de su querida ciudad. Son algunas experiencias de aprendizaje y práctica que el colegio Gabriela Mistral de Ovalle puso a disposición de la comunidad educativa para coronar los 59 años de vida.
Se trata de una acción que viene desarrollando este año la dirección del establecimiento para consolidar la estrategia de reforzar la participación y conexión entre los estudiantes, los apoderados y los profesores, en medio de la pandemia por coronavirus.
Así, la dirección del establecimiento determinó consultarles a sus 475 alumnos qué pruebas podían desarrollar a distancia durante estos días de festividad. Fotografía, cocina y canto, y el material para su aprendizaje, fueron las alternativas escogidas y, posteriormente, difundidas, en redes sociales, además de realizar una competencia de videojuegos online y campañas de ayuda para un asilo de anciano y otra para animales.
Patricio Jeria, director del colegio Gabriela Mistral de Ovalle relata que la mayoría de los establecimientos utiliza el sistema híbrido para suplir la presencialidad en las aulas, pero el encierro para evitar contagios obligó a buscar mecanismos adicionales para estrechar los lazos con los estudiantes y sus padres.
Ello, aprovechando que los docentes se han capacitado para adquirir las competencias en las herramientas tecnológicas y que el colegio adaptó todas sus salas con televisores, computadores, cámaras, conexiones WiFi y micrófonos para realizar las clases tradicionales por plataformas virtuales.
A los estudiantes, en tanto, se les ha suministrado también celulares y chips de Internet, y aquellos que son de localidades más apartadas se les brinda un reforzamiento individual para asegurar el aprendizaje. “Lo que más apelamos es que este es un colegio bien cercano con las familias. La escuela no es grande, los apoderados se conocen y vienen desde hace años juntándose. Hay un vínculo afectivo y eso se ve reflejado en la matricula porque no tenemos cupos, es muy difícil ingresar, tenemos listas de espera todos los años”, precisa.
El próximo desafío, dice Jeria, será concretar un sitio web que se transforme en un amplio canal para difundir contenidos, “para que los apoderados puedan resolver sus dudas, además de la entrega de documentos, certificados, entre otros asuntos”. Incluso, podría incluir un “mercadito” para aquellos padres que se han visto afectados con la pérdida de trabajos por la pandemia, y vender así sus productos y promocionar emprendimientos.