La zona mantiene un déficit cercano al 50% en áreas clave como anestesiología, pediatría, oncología y cardiología. El panorama preocupa frente a la apertura de los hospitales de La Serena, Coquimbo e Illapel, que sumarán más de 1.500 camas y requerirán equipos altamente capacitados.
La falta de médicos especialistas y subespecialistas en la Región de Coquimbo se ha convertido en uno de los principales cuellos de botella para el sistema de salud local. Según estimaciones del Colegio Médico, la brecha alcanza cerca del 50% en disciplinas críticas, una cifra que compromete la capacidad de respuesta frente a las crecientes demandas de la población.
El problema adquiere mayor urgencia ante la próxima entrada en funcionamiento de los nuevos hospitales de La Serena, Coquimbo e Illapel. Estos recintos aportarán más de 1.500 camas al sistema, pero su operación plena dependerá de la disponibilidad de equipos médicos altamente calificados, algo que hoy no está garantizado.
En los últimos años se han implementado becas de especialización y programas de acreditación, sin embargo, los resultados son insuficientes frente a la magnitud del desafío. La formación de un especialista requiere entre tres y seis años, lo que obliga a adoptar medidas inmediatas y sostenidas en el tiempo.
Expertos coinciden en que la estrategia debe contemplar incentivos atractivos para captar y retener profesionales en la región, mejorar las condiciones laborales y ofrecer planes de desarrollo de carrera. Asimismo, se plantea ampliar la oferta universitaria de posgrados y potenciar la telemedicina como una herramienta para cubrir territorios donde la presencia física de especialistas sigue siendo limitada.
La descentralización de la salud no se consigue solo con infraestructura moderna. Requiere capital humano, visión estratégica y un compromiso real de las autoridades. El futuro de la salud en Coquimbo está en juego y las decisiones para enfrentarlo no pueden seguir esperando.