La emergencia fitosanitaria declarada por el SAG mantiene en alerta al mundo agrícola. El foco principal está en Río Hurtado, con 233 ejemplares detectados. Agricultores enfrentan pérdidas millonarias y se activa seguro catastrófico gratuito.
La provincia del Limarí vive uno de sus momentos más complejos en materia agrícola. La presencia de mosca de la fruta, una de las plagas más dañinas para la exportación frutícola, ha obligado a decretar una emergencia fitosanitaria en varios sectores de la región de Coquimbo.
De acuerdo con el director regional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Jorge Fernández, más del 90% de las capturas regionales se concentran en Limarí, totalizando 233 ejemplares en el sector Cerón de Río Hurtado, además de detecciones en Villaseca, Samo Alto, Tulahuén, Juntas y Ramadas de Tulahuén.
Ante la magnitud del brote, el SAG ha intensificado los controles. Cada vez que se capturan dos o más ejemplares en una trampa, se activa un protocolo internacional que obliga a eliminar toda la fruta en un radio de 200 metros, aplicar tratamiento de suelo y mantener vigilancia en un perímetro de hasta 7,2 kilómetros.
“Es un procedimiento estricto, pero necesario para cortar el ciclo reproductivo del insecto”, señaló Fernández. Solo en Río Hurtado y zonas aledañas se han destruido más de 48 mil kilos de fruta, lo que representa un golpe económico importante para los pequeños productores.
Seguro agrícola y resistencia en el territorio
Como medida de mitigación, el SAG activó desde el 13 de mayo un seguro agrícola catastrófico gratuito para pequeños agricultores, que cubre hasta 20 mil kilos por productor a un valor de $800 por kilo.
Pese a los esfuerzos, no todos los agricultores comprenden la urgencia de las medidas. “Algunos comprenden y colaboran desde el primer minuto, pero también enfrentamos resistencia, sobre todo cuando se trata de destruir fruta infestada. Es comprensible, pero necesitamos el compromiso de todos para evitar que esta plaga se propague”, enfatizó el director regional.
La colaboración de municipios, vecinos y Carabineros ha sido clave para fiscalizar el transporte de fruta desde zonas cuarentenadas. “Mover fruta sin autorización desde estas áreas es un riesgo sanitario enorme. Estamos hablando de la reputación exportadora del país. No podemos perder mercados por un incumplimiento local”, agregó.
Una crisis que golpea al campo
La situación ha dejado en evidencia la fragilidad económica de cientos de familias agrícolas, que ven cómo se pierden semanas de trabajo y producción por causa de una plaga que no da tregua. Si bien el seguro es un alivio, muchos productores enfrentan dificultades para cubrir costos operacionales, compromisos financieros y continuidad laboral en sus campos.
“El daño no es solo en la fruta; se corta el ciclo productivo completo: trabajo estacional, transporte, empacado, ferias. Por eso es vital que todos colaboremos. Esta no es una decisión arbitraria, es una crisis sanitaria”, concluyó Fernández.