La mañana de este lunes, un grupo de funcionarias del área de Pediatría del Hospital San Pablo de Coquimbo protagonizó una manifestación pacífica en el acceso principal del recinto asistencial. La protesta tuvo como objetivo visibilizar la grave crisis que afecta al servicio, marcada por la ausencia de un psiquiatra infantil, el aumento sostenido de pacientes con trastornos de salud mental y las constantes agresiones sufridas por el personal en un entorno laboral que califican como colapsado.
Bárbara Herrera, presidenta de la Asociación de Enfermeras y Enfermeros del hospital, explicó que la principal demanda es la puesta en funcionamiento de la Unidad de Salud Mental Infanto-Adolescente, cuyas dependencias ya se encuentran habilitadas, pero que no ha podido operar por la falta de un especialista en psiquiatría infantil.
“Hemos sostenido múltiples reuniones con la dirección del hospital, pero no hay respuestas concretas. Mientras tanto, nuestras colegas siguen siendo víctimas de agresiones físicas y verbales. Solo esta semana se han registrado cinco constancias por hechos de violencia”, denunció la dirigenta.
Herrera también expresó su preocupación por las condiciones en las que actualmente deben atender a los pacientes. Según explicó, la infraestructura del tercer piso donde se ubica Pediatría no cuenta con espacios adecuados para brindar atención a menores con patologías psiquiátricas, lo que pone en riesgo tanto a los niños como al personal.
“Estamos trabajando en pasillos cerrados, sin áreas especialmente diseñadas para este tipo de atención. Los pacientes permanecen confinados en salas que no están acondicionadas, lo que agrava su estado emocional y aumenta la posibilidad de incidentes con el equipo de salud”, agregó.
La situación también ha tenido un impacto directo en las familias. Dos madres, Abigail Espinoza y Katy, manifestaron su frustración ante los prolongados tiempos de espera para recibir atención especializada para sus hijos.
“Mi hija fue atendida solo una vez en tres semanas. Hay niños que llegaron antes que nosotros y aún no han sido evaluados por un psiquiatra”, señaló Espinoza. Por su parte, Katy relató que su hijo de 14 años ha sido visto una sola vez en dos semanas. “La atención de las enfermeras y técnicos es excelente, pero no hay profesionales de salud mental, y eso es lo que más necesitan estos niños”, lamentó.
Las funcionarias hicieron un llamado urgente a las autoridades del Servicio de Salud y al Ministerio de Salud para que se destinen los recursos humanos necesarios y se reactive la unidad especializada, antes de que la crisis continúe profundizándose.
