Redacción por Radio Riquelme
Una mezcla de dolor y rabia recorre las calles de Canela, luego de conocerse el fallecimiento de Fernanda Pinto, una joven madre de 32 años que perdió la vida tras dar a luz y presentar complicaciones médicas en el Hospital Provincial de Illapel. Su familia y comunidad acusan una nueva negligencia médica, una más en un largo historial de situaciones que, aseguran, no han tenido justicia ni reparación.
Fernanda dejó un bebé recién nacido y un hijo mayor de 11 años. Para su entorno, no fue un accidente. Fue una muerte evitable. Fue —dicen— el resultado de una cadena de omisiones médicas, silencios institucionales y una cultura de impunidad en el sistema de salud.
“A mí me tocó vivir… pero a Fernanda no”
La historia de Fernanda removió heridas abiertas. Una de ellas es la de Trinidad San Martín, quien también estuvo al borde de la muerte tras dar a luz en el mismo hospital, poco más de un año atrás. Su relato estremece:
“Me intentaron hacer una ligadura de trompas durante una cesárea no programada, pero todo se complicó. Me dejaron con una hemorragia activa que nadie trató. Me dieron de alta igual, con el mismo dolor, con el mismo bulto en el abdomen. Nadie hizo nada”.
Fue una ginecóloga externa a su atención quien detectó el grave cuadro clínico días después. Trinidad recuerda con claridad la advertencia que recibió: “Agradece que no saliste del hospital, porque si hacías cualquier esfuerzo, te reventabas por dentro y no lo contabas”.
El momento más crítico llegó al ver a su hija. “Caminé de maternidad a pediatría, y ahí simplemente colapsé. Me desmayé sobre la camilla de mi bebé. Solo escuchaba gritos: ‘¡Se va a morir, si esta niña se muere aquí, queda la cagá!’. Me durmieron así, con ese miedo. Por eso me duele tanto lo de Fernanda. Yo viví… pero ella no tuvo esa oportunidad”.
Mujeres que no callan
La muerte de Fernanda no solo dejó una familia quebrada, sino también una comunidad movilizada. Madres, tías, hermanas, vecinas de Canela e Illapel se organizaron para exigir respuestas y alzar la voz.
Una de ellas es Leslie Olivares, tía de Santino, un niño que —según denuncia— también falleció en el mismo hospital a los tres años por una negligencia médica. Hoy, Leslie se suma a la causa por Fernanda.
“Esto no es nuevo. Esto viene pasando hace años y nadie responde. Hoy le tocó a la familia de Fernanda, pero mañana puede ser cualquiera. Mi hija tiene la edad del hijo mayor de Fernanda. Nos parte el alma pensar en esos niños que quedan sin su madre”.
Una lucha por justicia y dignidad
Quienes marchan por Fernanda no solo exigen sanciones, sino también cambios estructurales: mejores protocolos médicos, atención oportuna, seguimiento psicológico, respeto por la vida y la maternidad.
“¿Qué pasa con los ginecólogos? ¿Cuántas veces más van a equivocarse? El hospital es cómplice cuando calla, cuando no mejora. A Fernanda le arrebataron la vida, y eso no puede quedar así”, enfatizó Trinidad.
Hoy, Fernanda Pinto se convierte en símbolo de muchas otras que no tuvieron segunda oportunidad. Y su nombre no será olvidado. En Canela, las mujeres no están dispuestas a callar más.