El cielo continua plomizo sigue siendo la tónica en la Región de Coquimbo. Se ha convertido en una lluvia ininterrumpida que afecta a gran parte del territorio, desde la costa hasta el interior.
Desde tempranas horas, la lluvia ha arreciado con intensidad variable, pero constante, en ciudades como La Serena y Coquimbo. Los paraguas y los impermeables son ahora el uniforme oficial de los transeúntes, que se esfuerzan por sortear los charcos y las corrientes de agua.
Pero el impacto no se limita a las zonas urbanas. Hacia el interior, en valles como el de Elqui, Limarí y Choapa, la situación es similar. Sectores agrícolas, tan dependientes del clima, observan con cautela cómo la tierra absorbe la humedad, mientras los ríos y esteros, que hace no mucho tiempo presentaban caudales bajos, ahora muestran un notable aumento en su nivel. Reportes desde comunas como Ovalle, Combarbalá e Illapel confirman la persistencia de las precipitaciones, lo que ha puesto en alerta a las autoridades locales.
Los equipos de emergencia se mantienen en monitoreo constante, especialmente en zonas de riesgo de crecidas o deslizamientos menores. La comunidad, por su parte, ha respondido con prudencia, priorizando el resguardo en sus hogares y limitando los desplazamientos innecesarios. La Región de Coquimbo, acostumbrada a sus cielos despejados, se enfrenta ahora a un desafío hídrico que, si bien es vital para contrarrestar años de sequía, también exige máxima precaución ante la fuerza de la naturaleza.


