Los Andes, Región de Valparaíso. Chile se enfrenta a una dura realidad: el hallazgo del cuerpo del empresario Juan Campos Arancibia, de 62 años, enterrado y con signos de tortura en el sector Portezuelo Amarillo de Los Andes, ha confirmado el desenlace de un secuestro que mantuvo en vilo a la comunidad. Este trágico suceso, que se habría gestado con la intención inicial de robarle su vehículo y luego derivó en el uso malicioso de sus tarjetas de crédito, ha puesto nuevamente en el centro de la atención la creciente incidencia de delitos de alta complejidad atribuidos a la acción de bandas criminales extranjeras.
Según los primeros antecedentes de la investigación, tres ciudadanos colombianos ilegales habrían sido detenidos en relación con el caso, y uno de ellos ya habría confesado el crimen, indicando a la PDI el lugar donde se encontraba el cuerpo. Juan Campos, quien era parte de la familia dueña de Carnes Campos en la zona y tío abuelo de Nelson Campos (también secuestrado y liberado en enero pasado), desapareció el pasado viernes 23 de mayo. Su camioneta fue hallada horas después, pero de él no había rastro. Las huellas dactilares confirmaron la identidad del cuerpo encontrado.
La Fiscalía ha solicitado la prisión preventiva para los tres imputados y ha decretado el secreto de la investigación por 40 días, mientras se profundizan las diligencias para esclarecer todos los detalles del horrendo crimen y determinar si existen otros implicados.
Una inquietante tendencia: el rol de extranjeros en crímenes violentos
El caso de Juan Campos no es un hecho aislado, sino que se inscribe en una tendencia alarmante que ha venido registrando el país en los últimos años. Las autoridades y diversos informes dan cuenta de un aumento significativo de secuestros, homicidios y otros delitos violentos, en los que la participación de ciudadanos extranjeros ha sido un factor recurrente.
Según datos de la Fiscalía Nacional y otras instituciones, ha habido un aumento considerable de formalizados extranjeros por homicidios, alcanzando un 270% en cuatro años (hasta 2022). Si bien los chilenos siguen siendo la mayoría de los imputados y víctimas, la proporción de extranjeros involucrados en este tipo de delitos ha crecido de manera preocupante. Nacionalidades como la venezolana y la colombiana han mostrado los mayores incrementos en estas cifras.
Expertos en seguridad y autoridades han señalado que este fenómeno está estrechamente ligado al ingreso irregular de migrantes al país y a la instalación de organizaciones criminales transnacionales que operan con “bagaje de violencia superior” al que históricamente se conocía en Chile. Estos grupos, a menudo, emplean métodos más sofisticados y brutales, incluyendo el secuestro con extorsión, la tortura y el uso de armas de fuego de manera más extendida.
Casos como el del teniente Ronald Ojeda, el aumento de los secuestros extorsivos (19 casos en la Región Metropolitana en lo que va de 2025, de los cuales 8 fueron con exigencia de rescate y 2 con pagos desde el extranjero), y la desarticulación de bandas con integrantes de diversas nacionalidades, reflejan una nueva dinámica criminal que desafía a las instituciones chilenas. La Fiscalía ha reportado que uno de cada cuatro secuestros es perpetrado por extranjeros, principalmente venezolanos.
La investigación del caso Juan Campos Arancibia, con la confesión de uno de los detenidos, es un paso importante para la justicia, pero también evidencia la urgencia de fortalecer las estrategias de seguridad y control migratorio para hacer frente a esta compleja realidad que está afectando la tranquilidad de la ciudadanía chilena.
