Coquimbo, 9 de mayo de 2025 – La fachada del Hospital San Pablo de Coquimbo se convirtió ayer en el epicentro de una sentida protesta. Funcionarias del recinto asistencial, acompañadas de dirigentes y colegas, hicieron pública una grave denuncia que ha sacudido los cimientos de la institución: durante un tiempo prolongado, habrían sido víctimas de acoso sexual por parte de dos compañeros Técnicos en Enfermería de Nivel Superior (TENS) de la Unidad de Psiquiatría, lugar donde ambas partes comparten labores.
La acusación, que cala hondo por la vulnerabilidad del espacio donde se habría perpetrado, detalla la práctica de grabaciones y fotografías subrepticias realizadas con teléfonos celulares. Según el testimonio de Karin Bilen, TENS del Servicio de Psiquiatría, la mecánica era perversa y sistemática: “un compañero TENS junto a otro cómplice nos grababan en el baño del servicio con un celular entre medio de las rejillas para ventilación”.
La gravedad de la situación se acrecienta con la revelación de que estas prácticas se habrían extendido por varios años. “Tenemos antecedentes de que se viene haciendo desde hace varios años, por lo tanto, todas las mujeres que formamos parte del Servicio desde esa fecha hasta ahora somos afectadas, pues hay cientos de fotos de nuestros cuerpos dando vueltas en ese teléfono, lo que corroboró el cómplice que tenía”, añadió Bilen, dejando entrever la magnitud del daño psicológico infligido a las trabajadoras.
La manifestación de ayer no solo buscaba visibilizar estas deleznables conductas, sino también exigir justicia y garantías de seguridad en el lugar de trabajo. “En lo posible queremos una pena legal para los culpables, ya que no es posible que estemos trabajando en estas condiciones”, clamó Bilen, reflejando el sentir de sus compañeras. La demanda es clara: “Necesitamos seguridad laboral, que se respeten nuestros derechos sexuales también, nuestro derecho a la intimidad y a trabajar en un lugar libre de depravados sexuales”.
El respaldo sindical no se hizo esperar. Leonel Salinas, presidente de la Asociación de Funcionarios del Hospital San Pablo, expresó su esperanza de que la investigación judicial esté a la altura de la gravedad de los hechos. “Esperamos que la situación se transparente con fiscales que estén a la altura de la investigación, ya que este no sería el primer caso”, advirtió, recordando situaciones previas de acoso que, según su testimonio, no habrían tenido el seguimiento adecuado.
Desde la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (FENATS), tanto a nivel regional como local, también se alzaron voces de condena. Mauricio Ugarte, presidente regional de la FENATS, calificó la situación como “muy grave”, especialmente tratándose de un servicio de salud mental. Celebró las primeras acciones tomadas por el hospital, como la presentación de una denuncia en la Fiscalía y la instrucción de un sumario interno, esperando resultados “pronto”.
Iris Contreras, presidenta de la FENATS del Hospital San Pablo, hizo un llamado directo a las autoridades regionales: “a la seremi de la Mujer y al director del Servicio de Salud Coquimbo, para que tenga un trato más cercano con aquellas que están afectadas, que son víctimas de este voyerismo por parte de dos funcionarios de la Unidad de Psiquiatría”.
La respuesta de la administración del Hospital San Pablo llegó ayer mismo, condenando “categóricamente todo acto que vulnere la dignidad, intimidad y derechos de nuestra comunidad funcionaria”. Informaron sobre la presentación de una denuncia formal ante la Fiscalía, lo que ha derivado en la suspensión transitoria de los funcionarios involucrados. Además, se instruyó un sumario administrativo interno para determinar responsabilidades.
En un intento por mitigar el impacto emocional en las víctimas, el hospital anunció la activación de “apoyo jurídico y psicológico para las personas afectadas, resguardando su bienestar y contención”. Asimismo, reiteraron su “compromiso con un entorno laboral seguro, respetuoso y libre de violencia” e invitaron a denunciar cualquier situación similar a través de los canales institucionales.
La denuncia de estas funcionarias del Hospital de Coquimbo no solo expone una presunta vulneración a su intimidad y dignidad, sino que también pone de manifiesto la necesidad de erradicar las conductas de acoso sexual en los espacios laborales y garantizar que las víctimas encuentren un sistema de apoyo efectivo y una justicia que esté a la altura de la gravedad de los hechos. La comunidad hospitalaria y la sociedad en general esperan que este caso siente un precedente y marque un punto de inflexión en la lucha contra el acoso en la región.
